A VECES pienso que quizá a los gatos que viven conmigo les hubiera convenido un casero menos colgado que yo, pero pensando un poco más suelo cambiar de opinión, porque quizá nosotros dediquemos a los gatos un tiempo que no les dedican las personas instaladas.  Para el instalado un gato es un aspecto lateral de su vida, un elemento inferior a su familia, amigos o compañeros de trabajo, que se llevan la parte leonina de su calendario; para los colgados, en cambio, un gato ocupa el centro y a él le dedicamos toda nuestra agenda, es un milagro con bigotes al que agradecemos cada día que continúa con nosotros. Además los gatos me parece a mí que también tienen mucho de colgados.