ME OFRECIERON un gato y dije que no. Por dos razones. La primera es que el veterinario me advirtió de que el número de gatos límite para una convivencia pacífica son tres, número a partir del cual comienzan a aumentar hasta el vértigo las peleas entre ellos. La segunda razón la leí en el estupendo El amigo, de Sigrid Nunez: ahí se cuenta que un médico psiquiatra le dijo a Sigrid que tener muchos gatos era en ocasiones indicio de problemas mentales. Sigrid le preguntó a ese médico cuál era el número de gatos con los que traspasabas la línea entre empezar a estar loco o permanecer todavía dentro, a lo que respondió que "tres".
O sea que yo, por número de gatos, YA estoy para que me encierren (lo cual es absurdo, porque ya he decidido encerrarme yo). Pero si me mantengo en tres quizá pueda caminar por la cuerda floja de vez en cuando, dando el pego de que estoy dentro, como si formara parte (puag) de vosotros...